Los consumidores españoles de café, entre otras cosas, producto estrella del vending, cada vez son más exigentes con la calidad de este líquido estimulante, que, según declaraciones efectuadas al periódico El País por Adrián Fernández, barista campeón de España en 2014 actualmente dedicado a la formación de profesionales en la Academia Mocay, “ha dejado de ser una bebida para espabilarnos por la mañana y ha empezado a ser una experiencia”. La empresa de idéntico que da nombre a este centro de enseñanza fue creada en Navarra en 1953, se integró en Grupo Pascual en 2010 y produce anualmente tres millones de kilos de café.

Esta tendencia en el consumo nacional, alentada en gran medida por la enorme competencia existente en el sector, queda reflejada en el constante lanzamiento de nuevos productos de café, que en España alcanzan el 51% del total de bebidas calientes, cuota superior a la del resto de países europeos, como el 48% de Francia o el 46% del Reino Unido, así como en la puesta en marcha de numerosos establecimientos especializados.

El deseo de buscar un café con el mejor sabor posible es reciente, pues en opinión de Fernández, y mirando hacia el pasado, hace ya unos cuantos años los españoles se acostumbraron al “café malo”, ya que “en la posguerra se consumía el que era barato porque no había poder adquisitivo”, haciendo referencia al torrefacto, en cuyo proceso de tueste se dañan los granos.

La pandemia marca un antes y un después

Esta subida del nivel de exigencia tiene su origen en la pandemia, pues el largo confinamiento alejó a los cafeteros de los bares, que cambiaron sus hábitos al darse cuenta de que ellos mismos podían preparar este tipo de bebida con una mayor calidad.

Los nuevos gustos del consumidor ya están marcando, y cada vez lo harán más, la actividad de la industria. Por su parte, el sector de vending deberá necesariamente adaptarse a esta realidad y esforzarse día e día en mejorar el sabor y la calidad del café que ofrece a sus usuarios.