8/31/2020
Ante los cambios en los usos sociales derivados de la pandemia, la instalación de máquinas expendedoras en zonas de alto nivel se perfila como una apuesta segura.
La crisis sanitaria mundial provocada por el coronavirus COVID-19 ha afectado a numerosos sectores, entre otros, al vending y la distribución automática. Pero los cambios en los hábitos y costumbres -además de, en este caso, constituir la mejor forma de prevenir la enfermedad- abren siempre opciones de negocio para quienes sepan adaptarse rápidamente al nuevo entorno.
Y sin duda una de ellas es la consolidación y aumento del número de máquinas expendedoras en zonas residenciales y comunidades vecinales con productos de primera necesidad que permitan a los residentes en las mismas no tener que desplazarse físicamente a las tiendas y comercios para realizar su compra sin salir de su edificio o barrio.
Hasta hace bien poco, la utilización de máquinas de distribución automática en comunidades de propietarios se limitaba a las zonas comunes de las urbanizaciones con áreas ajardinadas o de uso infantil, piscina o pistas deportivas (tenis, pádel, etc) y la oferta se reducía a los productos clásicos del vending. Está claro que estos espacios constituyen un magnífico marco para colocarlas, pero es preciso tener en cuenta que actualmente los ciudadanos demandan un servicio mucho más completo, por lo que las comunidades deben entender y adaptarse a estos nuevos hábitos tanto de compra como de vida de sus miembros. Y no hablamos del futuro, sino del presente.
Vending y teletrabajo
El coronavirus ha jugado también un importante papel en la generalización del fenómeno conocido como teletrabajo, que ha convertido numerosas hogares en entornos laborales, por lo que ha llegado el momento de que las personas puedan encontrar en ellos los productos que conseguían en la máquina de vending de su antigua oficina; por ejemplo, las expendedoras podrían contener productos típicos de los workplaces, como café recién molido, pero también otro tipo de artículos básicos, como huevos, leche, pan o agua. Y no estaría de más disponer, a modo de perfecto complemento, de taquillas inteligentes, cada vez más frecuentes, de forma que el repartidor siempre podrá entregar la compra vía Internet.
Ante esta nueva realidad, es evidente que el vending debe asumir las recientemente surgidas necesidades de los consumidores, definidas por el distanciamiento, la higiene, la prevención y la seguridad, y ofrecerles una adecuada respuesta. Si es capaz de conseguirlo, las posibilidades de crecimiento en el segmento de hogares son sin duda realmente importantes.
A lo largo de este año esta variedad, la más consumida en el mundo, ha alcanzado máximos a los cuales no llegaba desde 1977.
La IA abre un nuevo mundo de posibilidades, en muchos casos inimaginables hasta hace bien poco, en los diferentes procesos de gestión de las máquinas expendedoras.
Este tipo de establecimientos combina la tradicional experiencia de compra con la venta a través de máquinas de vending.